Durante su breve vida, Sergei Yesenin (1895—1925) ganó reconocimiento como una de las mejores voces poéticas del período revolucionario en Rusia. Nacido de padres campesinos, Yesenin inicialmente apoyó la revolución bolchevique, pensando que resultaría beneficiosa para su clase social, pero se desilusionó cuando vio que solo conduciría a la industrialización de Rusia. Un anhelo por un regreso a la simplicidad del estilo de vida campesino caracteriza su obra, como lo hace su uso innovador de imágenes extraídas de la tradición rural. Se le atribuye haber ayudado a establecer el movimiento imaginista en la literatura rusa, que estaba lejanamente relacionado con el movimiento imaginista asociado con el poeta estadounidense Ezra Pound. Yesenin llevó una vida errática y poco convencional, marcada por episodios de embriaguez y locura. Antes de ahorcarse en un hotel de Leningrado, Yesenin se cortó las muñecas y, usando su propia sangre, escribió un poema de despedida.