Marcos Chávez Esparza (1994, Distrito Federal), reside en la Ciudad de México donde cursa la maestría en Estudios Urbanos en el COLMEX. Es licenciado en Psicología por la Facultad de Psicología de la UNAM y bicimensajero de oficio. Ha sido becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en su octavo curso de creación literaria para jóvenes en Xalapa, en la categoría de poesía.

  

    

Multitudes 

Somos multitudes (Borges citando a Stevenson, a Hesse y a Whitman)

  

*

El abuelo internado en la sala de un hospital
me cuenta sobre sus años de juventud,
con paciencia escarba en la memoria
y en los recuerdos de una vida lejana.

Mientras me cuenta sus historias duda por un momento
como si sospechara que fue una persona extraña
quien vivió su juventud, y no ese hombre con canas
que refleja el espejo.

  

**

A mitad de la noche
observo al rostro de mi abuelo
transmutar en mi rostro
y en el rostro de mi padre
y en el rostro del padre de mi abuelo
y en el rostro de todos nuestros ancestros
como si fuéramos un mismo holograma temporal,
una ilusión colectiva que desaparece.

 

Otoño

Los amantes se besan con furia
bajo el árbol que deja desnudo el otoño.
Durante el beso ellos son el paisaje
en descomposición,
las hojas que caen para convertirse en polvo.

 

Un recordatorio de W. Benjamin

Nuestras tabernas y avenidas,
nuestras oficinas y cuartos amueblados,
nuestras estaciones y fábricas
nos encerraban sin esperanza.

Ahora podemos emprender sin trabas
viajes de aventura en el amplio espectro de sus ruinas.

 

Aproximaciones a la generación beat

  

*

Al leer sobre la generación beat
me dan ganas de haber sido joven
durante los inicios de la segunda mitad del siglo XX.
Cuando a este país post-revolucionario
lo cruzaban trenes de carga que se podían montar
como caballos salvajes que atravesaban llanuras y desiertos.
Las mismas vías del tren junto a las que N. C. murió
fresco y sereno bajo las estrellas.
Las mismas vías del tren que corrían
como caballos salvajes por un llano amplio, amplísimo.

    

**

Carolyne confesó que jamás tuvo un orgasmo
con Jack, ni con Neal, ni con ningún otro hombre.
También señaló: “Hay que saber diferenciar
la literatura de la vida real”.

      

---