Trabajando para estudios de Hollywood en ese momento, Fante ya sentía que su ocupación perjudicaba sus demás escritos, volviendo su ficción «rancia» (Letters, 95). En busca de un respiro que le asegurara terminar su novela, decidió mudarse a Terminal Island, un pueblo pesquero en el puerto de Los Ángeles. En una carta de 1935 a su madre, Fante expresó que disfrutaba del «pueblo obrero» y que le complacía pensar que las distracciones sociales no serían un problema allí: «El olor por sí solo mantendrá a mis amigos alejados» (Letters, 98). Elegir un lugar así en lugar de Los Ángeles y Hollywood donde había vivido sugiere que Fante deseaba regresar a la clase trabajadora, entre la que se sentía como en casa.

_{Catherine J. Kordich}

   

   

 

   

   

   

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Extraído de Catherine J. Kordich, John Fante, Twayne Publishers, New York, 2000, pp. 57-59 | Traducción de Juan Arabia | Buenos Aires Poetry 2025