Gonzalo Millán: Más allá de la ciudad

Gonzalo Millán: Más allá de la ciudad

NO TAN HORROROSO CHILEColumna de Rodrigo Arriagada Zubieta

  

En su poema “Apocalipsis doméstico”, la erosión de la vida familiar se ve reflejada en el desgaste de los objetos, que se convierten en emblemas de un vacío emocional. «Las sábanas regaladas para la boda / Se gastaron y tienen agujeros. / Se quebraron los platos / En escaramuzas domésticas”.  Aquí, Millán, con una economía de medios comparable a la de William Carlos Williams, logra transmitir la tragedia de la descomposición emocional a través de lo más cotidiano. No es solo la crítica política la que aparece en estos versos, sino la crítica a una vida cotidiana que ha perdido toda su esencia afectiva, reemplazada por la repetición y el desgaste.


  

Gonzalo Millán: Más allá de la ciudad

La edición de La ciudad y otros poemas (LOM, 2024), con el prólogo de Nain Nomez, nos ofrece una oportunidad invaluable para revisar una de las obras más complejas de la poesía chilena contemporánea: la de Gonzalo Millán. Aunque tradicionalmente se ha asociado su nombre a la figura del poeta urbano, especialmente debido a su famosa obra La ciudad (1979), Millán va mucho más allá de esta categoría. Esta edición se presenta no solo como una revisión crítica de su trabajo, sino como un llamado a reconsiderar la riqueza de su poesía y a reflexionar sobre cómo sus temas siguen siendo relevantes en la actualidad.

La poesía de Millán se aleja de la simple observación de la ciudad, de la crítica política o de la denuncia social. Si bien La ciudad refleja el contexto de la dictadura en Chile, su obra posterior, como Vida (1984), introduce una visión más amplia, que no se limita a lo político, sino que también abarca la vida cotidiana, las relaciones personales y las tensiones emocionales que configuran la experiencia humana en la modernidad. Millán no solo nos invita a pensar en la ciudad como un lugar de sufrimiento y alienación, sino también en los espacios más íntimos, como la casa y la familia, como campos de batalla donde la repetición de los gestos cotidianos desgasta no solo los objetos, sino también los lazos humanos.

En su poema “Apocalipsis doméstico”, la erosión de la vida familiar se ve reflejada en el desgaste de los objetos, que se convierten en emblemas de un vacío emocional. «Las sábanas regaladas para la boda / Se gastaron y tienen agujeros. / Se quebraron los platos / En escaramuzas domésticas”.  Aquí, Millán, con una economía de medios comparable a la de William Carlos Williams, logra transmitir la tragedia de la descomposición emocional a través de lo más cotidiano. No es solo la crítica política la que aparece en estos versos, sino la crítica a una vida cotidiana que ha perdido toda su esencia afectiva, reemplazada por la repetición y el desgaste.

Este enfoque de Millán tiene mucho en común con la poesía norteamericana de la posguerra. La influencia de Williams es clara: el uso de lo cotidiano, de los objetos mundanos como símbolos de una crisis profunda, se encuentra en los versos de Millán. Pero lo que Millán aporta es un giro hacia lo oscuro, hacia lo desolado. Mientras Williams encontraba belleza en lo sencillo, Millán encuentra desesperanza en esa misma repetición, en esos mismos objetos. En este sentido, su poesía también dialoga con poetas de la generación beat como Allen Ginsberg y William S. Burroughs, quienes desnudaron la alienación de la vida moderna, pero lo hicieron desde una perspectiva más transgresora. Millán, al igual que ellos, desafía las convenciones, pero lo hace no con la explosividad de los beats, sino con la serenidad de quien observa y desvela las grietas invisibles del día a día.

Otra de las dimensiones más fascinantes de la obra de Millán es su aproximación a la biología como un marco de referencia para entender la vida humana. Este enfoque, que a menudo se vincula con una visión determinista y biologicista de la existencia, es particularmente evidente en Vida. En este poemario, Millán comienza describiendo la vida de los seres vivos —los animales, las plantas y, por supuesto, los seres humanos— desde una perspectiva biológica. La repetición de los ciclos de nacimiento, crecimiento, procreación y muerte parece ser una constante que atraviesa a todos los seres, sin importar su complejidad social o cultural.

Esta visión de la vida como un ciclo natural se ve trastocada por las exigencias de la sociedad. La experiencia del matrimonio y la paternidad se expresa de un modo problemático; inicialmente armónica y esperanzadora, pero, a medida que avanza, la relación se deteriora y se ve marcada por la ironía y la desesperanza. Lo que inicialmente se presenta como una aspiración natural —la formación de una familia, la procreación— termina siendo un terreno en el que se desarrollan fracturas emocionales profundas, especialmente en la descendencia, que se ve afectada por la ruptura de ese ciclo familiar.

El poema «El pez raja la ova; el pájaro triza el huevo…» es un ejemplo claro de cómo Millán conecta el ciclo biológico de la vida con el desgaste emocional de los sujetos en la vida moderna:

El pez raja la ova;
el pájaro triza el huevo y deja el nido,
y uno echa plumas y el otro escamas.
El animal nace con pelaje de las entrañas.
La planta arranca de la semilla
y echa al aire corteza y vellos.
El hombre sale del vientre
desnudo y cubierto de sangre.

El lagarto cría nueva cola
si pierde la antigua,
y los cangrejos si pierden pinzas y patas
echan pinzas y patas nuevas.
Las heridas de hombres y animales cicatrizan;
los huesos quebrados sueldan solos.

Se desgastan las células,
los órganos, los tejidos.
Disminuyen las fuerzas vitales.
La muerte es el fin de la vida.

En este poema, Millán establece una analogía entre los seres humanos y otros seres vivos, al mostrar que todos siguen un ciclo natural de nacimiento, crecimiento, procreación y muerte. Sin embargo, a medida que avanza el poema, la ironía se hace evidente: aunque los seres vivos tienen la capacidad de regenerarse —como el lagarto que crece una nueva cola—, la vida humana está marcada por un desgaste constante, por una degeneración emocional que afecta no solo a los individuos, sino a las generaciones futuras. Los vínculos familiares, en lugar de ser un refugio, se convierten en los campos donde se libran las batallas más duras, y, al final, los objetos cotidianos se transforman en los testigos silenciosos de una descomposición existencial.

Gonzalo Millán no es un poeta de la ciudad, ni simplemente un cronista de la alienación social. Es un poeta que explora la vida humana en su totalidad, desde su dimensión biológica hasta su inserción en una sociedad que ha logrado deshumanizar a los individuos a través del consumo, la tecnología y la repetición de gestos vacíos. La ciudad y otros poemas (LOM, 2024) nos permite acercarnos a una obra que, lejos de reducirse a un análisis de lo político o lo histórico, aborda con una mirada profundamente crítica y existencial los mecanismos de descomposición que afectan a los seres humanos en la modernidad. Millán es un poeta que merece ser más y mejor leído.

  


  

  


NO TAN HORROROSO CHILE – Columna de Rodrigo Arriagada Zubieta | Buenos Aires Poetry 2025

  

La ciudad y otros poemas. Selección antológica (LOM, 2024)
Gonzalo Millán; Selección e Introducción Naín Nomez