Un timorato en el lúgubre huerto
recuerda el susurro
de la poetisa
y un sueño que transcurre
entre la oscuridad
Al ponerse el sol
son millones
los seres vivos, que descienden
atraídos, absorbidos
por el lugar más remoto del mundo
En el Bentos Abisal
hay destellos
como niebla, en las tinieblas
de colores fulgurantes
que se apagan
Crustáceos y erizos ovalados
¡ofiuroideos!
rizópodos, seudópodos
un braquiópodo que come
a un pez globo esponja
Medusas, cabezas
de ballenas comidas
corrientes marinas
y esqueletos vetustos
de lirios fosilizados
A lo lejos, por fin, un túnel
y un geiser donde viven
luciérnagas acuáticas
con pepinos remisos
de aire tranquilo
La poetisa enciende
apaga
y otra vez —la luz— al ver el mar
con el sol
del nuevo sueño que traerá el timorato
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