Demian Ernesto (Ciudad de México, 1991) Licenciado en Sociología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Maestría en Estudios Políticos y Sociales de la UNAM. Sus poemas, ensayos y traducciones han sido publicados en revistas como Tierra Adentro (Gobierno de México), Periódico de Poesía (UNAM), Encuentros 2050 (UNAM), Partir del Punto (UNAM), La experiencia de la libertad, Campos de Plumas, Ágora (Colmex), Pliego 16 (Fundación para las Letras Mexicanas), Revista del Caricen (UNAM), Los Bastardos de la Uva, etc. La UNAM, mediante Ediciones Digitales Punto de Partida, ha publicado su primer libro titulado La lección de Steiner (descarga gratuita en línea). Fue reconocido al mejor ensayo en el Concurso “Una mirada artística: del miedo a la esperanza” (PUEDJS-UNAM), en el Concurso Ediciones Digitales Punto de Partida 2019 (categoría Ensayo), en el Premio Difusión de la Lectura Alonso Quijano UNAM 2019 y en el 4° Concurso de Ensayo Literario del Festival Cultural de Diversidad Sexual y Género 2018 (Gobierno de Morelos). Fue becario del Festival Interfaz 2017 en la categoría de poesía. Ha participado como ponente en coloquios de literatura y sociología en universidades de España, México y Perú; también en recitales de poesía en la UNAM y el Palacio de Bellas Artes en México.
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Poemas no incluidos en libros
Somos el tiempo que nos queda
…somos el tiempo que nos queda.
Caballero Bonald
Por fortuna lo aprendimos:
envejecer es no tener tiempo para la vida.
Labrando uno a uno los nuevos días
del resto de nuestras vidas, como el fuego
moldeando los prismas basálticos
rompimos las reglas de la determinación.
Sin oscuridad del miedo, que no es humano.
Sin frivolidad del cálculo, que no es verdadero.
Recorrimos las tinieblas y los años, los musgos.
Hoy la crisálida se triza entre tus manos.
Como al árbol…
Nos marchita el invierno, pero no hemos caído.
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Domingo de Resurrección
En aquella Pasión había otra: mi pasión.
Antonio Colinas
Cultura liviana.
Aspavientos artísticos
en los recintos y las calles.
……Jamás separarme de ti.
No es enfermizo
…………con nuestro escudo
de ternura y espadas de claridad
Aquí se posibilita un espejo.
Vacaciones en tiempo de santidad.
Hay algo en tu desnudez
que me defiende de todo.
Desconcierto. En la ciudad
las flores denotan siniestro color
más brillante que nunca.
Están muertas, y mienten.
Contigo recuerdo la vida, impertérrita
resurrección de la carne.
Entre injurias a la normatividad católica
despedimos el domingo, hay efluvios
valientes del pecaminoso festín.
Nunca sentí dulzura en los ritos
que rigen la fe de los autómatas.
Hoy la lluvia es una elucubración
difuminándose en el paisaje.
¿Y si pudieran crearse recuerdos sin dolor?
Despierto en ti mientras duermo.
Ahora lo sabes: tú decides el fin del día
o si la noche morirá enferma de infinito.
No importa ya lo que suceda.
En esta vida o su trascendencia.
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John Maxwell Coetzee
Sus manos, temblaban.
Y sus ojos, temblaban
……con esa mirada amarilla
de luces en diciembre casi muerto.
Llevaba unos viejos zapatos
que mostraba, no sin orgullo,
ante las hipócritas vestiduras pulcras
de los poetastros que saludaba.
Su infancia fue pobre, repleta de
impotencia y amor por su madre
de quien aprendió
que la ternura es una gran fuerza
para seguir adelante.
Su juventud fue sexual, y por tanto
triste. Algunos lo sabemos también.
¿Y su vejez? Por lo que vi
es un león fustigado por las décadas.
Una ira apagada por la repetición.
Sus manos temblaban.
Sus ojos temblaban, pero su palabra
no temblaba.
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Último día de un condenado a muerte
La meta es partir.
Ungaretti
Daré mi vida si puedo salvarte.
Coge tus cosas, el camino será largo.
Atravesaremos montes sucesivos
y bajo la lluvia o el frío, sólo tendremos
las palabras de antepasados.
Consuelo del fuego, semblanza de un amor
tan puro que figura jardines.
Las bestias serán amables si demostramos
humildad en todo momento.
Tal vez debamos enfrentarnos a los hombres
que no entiendan que, tras la furia del tiempo
poseemos la misma sangre.
No olvides, si debemos asesinar,
dejar una oración para cada uno de los muertos.
Y al final del camino no hay salvación.
Solamente encontraremos un sendero bifurcado.
Será tu último día sobre la tierra.
Decidirás, amigo mío, si es el primero de tu vida.
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De Illa
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Homenaje a Javier Heraud
Y se demoran en el dolor
los segundos.
No obstante, tus cansados
pies de viajero
van en dirección al suplicio.
No paran, no quieren parar.
Dile que se dirija
a otra parte.
Dile que la luna
ya no está en el bosque.
Dile al poeta, te lo suplico
dónde parar, adónde.
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CIUDAD DE MÉXICO
I
Illa es la poesía
en su punto
más diáfano
y arcano:
sinónimo de vida.
Debemos a
José María Arguedas
–y su bello suicidio–
la resurrección
de su significado.
II
Aquí cultiva mi alma,
en esta altura.
Explotan y exploran
la luz
los gritos del rocío.
Y esta raíz, ¿es canto?
El fin
Luego…
Estás tan perdido que la noche
tiene que buscar al sol.
Y ya nadie cree en las estrellas.
III
¿De dónde emerge este
imperio de necesidades?
Sólo veo la rabia
de hundirse unos a otros.
Sin vocación ni claridad.
Sólo veo el poder
que apesadumbra el brillo.
Junto al dinero, nauseabundo.
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Reina de la imaginación
I
He recibido de lo fundamental
recriminaciones,
que acepto, dado el actual
caos que infesta
en maraña al bosque.
Este lugar, puede decirse, sí
es perpetuo
en tanto no deja desplazar
el tiempo de sus recuerdos.
La luna atestigua el fenómeno.
II
El bosque nos recibió
en calma y sin lluvia.
Escuchábamos
el silencio sin temor.
Con la única certeza
de morir
en un dolor precioso.
La noche termina
su parte siniestra.
¿Aquí comienza
…….también]
el deseo de partir?
III
Aviones que llegan
en grupos. Sus ondas
son terroríficas
para el oído humano.
Cada vez preocupan
menos las efímeras
estaciones
que atravesamos sin memoria.
Ascendemos al cielo
inconscientes
de la fortuna de estar vivos.
Y palidece el sonido.
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Poesía México | Buenos Aires Poetry, 2020.