Poeta, proxeneta, y ladrón: Villon desde Swinburne | Ignacio Oliden

Poeta, proxeneta, y ladrón: Villon desde Swinburne

Ignacio Oliden

El problema con Villon es que es su obra está tan asociada con su vida que, muchas veces, cuando gana terreno la influencia de la poesía, también lo hace la persona; o imitando la obra terminamos imitando a la personae. Villon lleva la lírica a lo carnal, y su incapacidad o rebeldía para vivir en el mundo a pesar de su genio poético lo volvieron el abuelo de los poetas malditos, tanto en técnica formal como en espíritu. Sainte Beuve decía que Villon llevó las musas al prostíbulo, y Banville, en el prefacio de Nous Tous,lo pone como el antepasado de una poesía de veine bien française, viva, precisa, irónica, y también lírica. 

Al mismo tiempo suelen trazarse paralelos entre las vidas de algunos de estos poetas y Villon: con Rimbaud, por ejemplo, a partir de su “desaparición” (deja de escribir el autor, muere la persona), o Verlaine, a quien Valéry compara no solo a fuerza de antecedentes penales sino también como poeta. Verlaine animaba el paralelo. J’idolâtre François Villon, mais être lui, comment donc faire ?…

J’idolâtre François Villon,
Mais être lui, comment donc faire ?


Je m’assimile volontiers
Les deux Testaments, moi pas bête,
Tels quels, en masse, tout entiers !

Pour imiter François Villon,
Un «lingue» dans son pantalon…¹

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