Parix Cruzado Jiménez (Trujillo, Perú, 1979) es un escritor y poeta peruano. Autor de los libros de poesía: Veintiocho (2013), Mar ulterior (2016), Mútilos (2021) y Verás que esta canción es agonía (2022). En narrativa ha publicado Cinéma Vérité (2019). Mantiene inédita su novela No volverás a matar en mi nombre. Su trabajo literario le ha merecido ser incluido en la Antología general de la poesía en La Libertad (1918-2018), que reúne a los noventa poetas más representativos de esta región del Perú en los últimos cien años, y en la antología Cuento Liberteño, panorama actual (2019).
POEMA PARA KEATS
Voy a guiar suavemente mi cigarrillo
a lo largo de los arroyos que fluyen
en mis vénulas, bronquios y alveolos.
A ti, que te cargó la enfermedad del siglo,
te ofendería saber lo que hago con mis pulmones.
O quizá te daría igual, o te quedarías
como aquel hombre de mármol helado
en su muerte impasible.
Al leer Endymion
y comprobar tu trazo atemperado
por la belleza y la melancolía,
me deleito románticamente
e imagino que este era el efecto
que esperabas en tus lectores.
Pero todo ha cambiado mucho, John.
Quizá el viejo mundo reluce
como un fastuoso museo a cielo abierto,
sin embargo, aquí, en las antiguas colonias,
la selva de concreto fecal me confina
en mi pequeña habitación,
de donde me es muy difícil salir,
salvo para comprar cigarrillos
y volver a recluirme, para leerte y pensar
en los cortos años de tu vida,
y en la maldita tuberculosis que te mató,
tan sencilla de curar hoy.
POEMA SOBRE LA TABLA DE QUIJA
QUE SE FABRICÓ EL MISMO JAMES MERRIL
Con el artilugio logró contactar a Proust, a Yeats
y a Efraín, nada menos que un griego,
amante de Calígula; este sería su guía esotérico.
En verdad, nada de esto me impresiona.
Aunque en su poema J, Efraín entabla lucha
con una especie de divinidad mitad árbol, parlante.
Un dios coronado de hielo, calzado de turba.
Este dios, como todos los de aquella época,
tenía que ser transportado.
Efraín dijo que lo trajeron desde Aleutia.
Quizá se refería a las islas Aleutianas.
La datación que nos brinda el espíritu
es impresionante: unos cuarenta milenios
antes de Cristo. Mientras leo el poema pienso
en el árbol de la vida judeocristiano
y en los fantásticos ápices de realidad
que generan las mitologías. Amén.
POEMA PARA EL VIEJO CARLOS
Intentaba (lo intento todavía)
aprender del mejor Williams
algunas cosas que quizá pudiera llevar un poco más lejos
(sin ambición ¿para qué intentar escribir poesía?)
Y pensé, luego de observar un estrecho panorama
en su poesía reunida,
que Kora está muy bien en el infierno.
Aunque llamaron mucho más mi atención
sus poemas sintéticos, aquellos que, al parecer
influidos por el cubismo y el dramatismo pragmático
de la pintura de Hopper,
se tarjan como el mejor objetivismo.
Entonces, fui detrás de sus huesos de olivo
y de paso a intentar abrir su refrigerador
para robarle una cerveza, observar su reacción
cuando notara que alguien husmeó en sus dominios
y describir, solo eso, describir al viejo médico
situado en la terrenidad de la que extraía su mejor poesía.
Ordené el libro en el que supuestamente
hallaría lo que buscaba y el viejo poeta se burló de mí.
Porque es como ya todos sabemos:
abunda la ignorancia en nosotros.
Paterson no era su primer título,
ni siquiera el intermedio.
Llegó a mis manos su obra definitiva,
el texto con el que Carlos quería burlar a todos.
Fue inevitable, me pasó también a mí.
Al diablo aquello de seguir su rastro
y llevarlo un poco más lejos,
aunque fue bueno saberlo otra vez,
y tendrá que ser así por mucho tiempo:
no he sostenido la rienda de mi propia voz,
tan solo soy un aprendiz.






