HEURÍSTICA para un retorno (Colección Pippa Passes, 2024) | Luis Eduardo Coronel Cárdenas

Luis Eduardo Coronel Cárdenas, nació el 01 de abril de 1997 en Bellavista, San Martín, Perú. Abogado de profesión. Ha publicado el poemario Flébil (Ángeles del Papel Editores, Lima, 2019). Fue publicado en la II edición de la revista Cuenta Artes, en la I edición de la revista Ruidoblanco (2020); en la muestra poética Versos desde el encierro del Fondo de Cultura Económica–Perú. Obtuvo el segundo lugar del Concurso de Cuentos Jurídicos “Fabellae Iuris”, de la Pontificia Universidad Católica del Perú, con el cuento El canto memorial de las Ánimas, y el tercer lugar en el concurso de poesía de la Asociación Cultural Arequipeña ASONANSAS.

 

 

Quimera del tiempo y del espacio

El tiempo fue trote de cansinos caballos
cabalgando hacia la muerte,
con el rumor del mar,
de primeros invasores en la Tierra.

El tiempo es afán de la violencia,
un disparo a quemarropa
que deformó al tigre de Blake,

a las parábolas negadas de Cristo.

Mírame perdido en las calles de Barcelona
donde lanzo poemas al olvido,
en parques y plazas
donde voluntad ya no me queda.

No soy el poeta que recita engaños al oído,
soy el que hiede a su palabra,
de puro espíritu, recuerdo, la memoria.

De mis nombres deportados
levanto el ayer que recordarán los arrabales
y renegarán las élites
al verme sangrando el heroísmo,
de tanta vida que resisto
y ya no más,
ya no más.

 

Norteia

¡Oh, mar de la memoria!
Quién proclamó tu retorno,
quién te hizo refugio del hombre desterrado.

Mar de mi terruño,
llaga impenetrable
donde se anuncia libertad
pero nunca el arrebato de las olas,
tu recuerdo es corredor de la historia
coloreada por el hombre que además pintó
el cielo de Santiago.

A tu costa bajó la altura,
            a su liberación mayúscula partieron los vientos.

                        Andina resolana en las arterias del Perú.

Pescador que mueres de tanto navío,
eres arena
y nada más que arena
devorada por el mar.

 

Desamparo

Padre,
si vieras que me aíslo
en veredas que denuncian cuerpos cansados,
en la multitud que no conoce mis sueños,
mis bolsillos donde solo hay esperanza,
ganas de vivir.

A nadie confío esta pausa
que luego me ha de cobrar el tiempo
y una fe desamparada caminará latente
al pie de la vida sin público.

Hay almas reunidas, padre mío.
Hay seres, como yo, que transportan ausencias,
otro poco de nostalgia.
Dime si la distancia tiene forma de lágrima
o vacío.

 

Réquiem

Plazuelas tomadas
y cañones oxidados.

Balcones crujen el rumor de los siglos,
airosas banderas proclaman el presente.

La brisa remueve cabellos
y, aún más, a la memoria.

El pasado escupe recuerdos en el alma
y contra el silencio
nunca,
sólo callar es humano.