La Visión de Borges sobre Ezra Pound

«A Pound le importa menos el sentido del texto original que el sonido de las palabras y la reproducción del ritmo.»

Jorge Luis Borges


 

Pariente lejano de Longfellow, Ezra Loomis Pound (1885) ha suscitado los juicios más contradictorios. Para Eliot, que lo ha llamado el mejor artífice —il miglior fabbro—, es un maestro; para Robert Graves, un simulador. Nació en Haineiyen, en el Estado de Idaho. Se graduó en la Universidad de Pennsylvania, donde fue profesor. En 1908 publicó en Venecia su primer libro, A Lume Spento. Desde 1908 hasta 1920 vivió en Londres. Solía presentarse en los círculos literarios vestido de cowboy, para acentuar su condición de norteamericano, y armado de una fusta que hacía restallar cada vez que lanzaba un epigrama contra Milton. Fue discípulo del filósofo Hulme, con el cual inauguró el imagismo, destinado a purificar la poesía de todo lo sentimental y retórico. En 1928 le fue otorgado el premio Dial por su contribución a las letras norteamericanas. Vivió en Rapallo, Italia, desde 1924, donde se convirtió al fascismo y contribuyó por medio de conferencias radiales a la propaganda de esa doctrina. Cuando los Estados Unidos entraron en la guerra, persistió en dicha actividad. En 1946 fue llevado a su patria y juzgado como traidor. El tribunal lo absolvió por irresponsable y fue recluido durante años en un hospicio para enfermos mentales. Hay quienes han visto en ese dictamen una estratagema para salvarlo; otros, un diagnóstico acertado. Pese a todo ello, recibió en 1949 el premio Bollinger por sus Pisan Cantos, redactados mientras estaba encarcelado en Italia por el ejército norteamericano. Extrañamente, Pound creía que la democracia, tal como Jefferson la entendió, no es incompatible con el fascismo. Actualmente vive en Rapallo, en el castillo de una de sus hijas, casada con un aristócrata italiano. 

La obra de Pound consta de poemas, ensayos polémicos y traducciones del chino, el latín, el anglosajón, el provenzal, el italiano y el francés. Estas últimas han sido severamente censuradas por los eruditos, que parecen no haber comprendido los fines buscados por Pound. A éste le importa menos el sentido del texto original que el sonido de las palabras y la reproducción del ritmo. La obra capital de Pound son los Cien Cantos, que ahora está concluyendo y de los que ha publicado más de noventa. Según declaran sus exégetas, la unidad del poeta era, antes de Pound, la palabra; ahora puede ser un extenso pasaje ajeno. Así, el primer canto consta de tres páginas traducidas, en admirable verso libre, del libro XI de la Odisea y de un juicio sobre Guido Calvacanti, con interpolaciones de este poeta en italiano. En los últimos cantos abundan citas de Confucio, en caracteres chinos no traducidos. Este curioso procedimiento ha sido definido como una ampliación de las unidades poéticas. Pound declara que le fue sugerido por los ideogramas de la escritura china, donde una línea horizontal sobre un círculo representa el ocaso. La línea horizontal es la rama de un árbol, y el círculo, el sol poniente. Los últimos cantos son menos poéticos que didácticos. La obra es de difícil o imposible lectura. Pound encierra ternuras imprevisibles y, a veces, reminiscencias de Whitman

 

 

 


Extraído de Jorge Luis Borges, Introducción a la literatura norteamericana (1967), en colaboración con Esther Zemborain de Torres | Buenos Aires Poetry 2025