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Carolina Dávila (Bogotá, Colombia). Es escritora y abogada feminista. Tiene una maestría en Derechos Humanos y Democratización y un MFA en Escritura Creativa. Ha sido editora de Rio Grande Review. Ha publicado los libros Como las Catedrales (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2011; Caracas: Fundarte, 2014), ganador del Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Cultura (2010), e Imagen (in)completa (Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2018). Sus poemas han sido traducidos al árabe, italiano, inglés y portugués. Es co-editora del fanzine de poesía y ensayo La Trenza.
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(del libro Variables de Riesgo, 2018)
Oscura, húmeda, viscosa por el calor, amontonada
la cáscara del café llega al metro de altura
y sobrepasa el muro que retiene
lo inútil, la masa espesa
blanda, separada del grano
…………………….El grano puro se esparce en sendas placas de cemento
…………………….al sol
La piel podrida se toma las grietas
se desborda
se cubre con los huevos de las moscas
Ahí
la chucha, la zarigüeya, intacta
Su piel sin desgarradura
domina el desperdicio
En el cuarto de herramientas
cadenas de pared a pared
un tendedero de básculas
ganchos, baldes, pólvora y escopetas
Con el tintineo la unión
con la unión la sangre
el rompimiento
y las moscas que vuelan lejos de sus crías
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Mora na filosofia
En tres palabras
maki, nigiri y sashimi
se concentra todo su conocimiento de la lengua japonesa
De portugués sabe menos
aunque la cadencia le resulte familiar
En la mesa –servida para dos–
las piezas perfectamente dispuestas en el plato
suman veintiséis
Mientras suena la música de fondo
desaparecerán
una a una
después de pasar
por la soya, el jengibre y el wasabi
………….del plato a los palillos y a la boca
…………………………de Mavin Gaye a Caetano y al silencio
propio de la filosofía
y de las ceremonias
como el púrpura
símbolo de la muerte
y también de la victoria
como el púrpura o
el morado
punto de partida de una madeja de pensamiento
que no la llevará
directo al portugués
y menos
–ahora que lo busca–
al título de la canción
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(Del libro Como las catedrales, 2011)
Lugar de salida: Estación central
El viaje comienza con una sacudida
el reloj de la estación central se estremece
…………………………………–primera señal del fin de la solidez–
Si lo sólido se disipa
…………………………………si lo sólido se funde
vamos directo a una cifrada oscuridad
Al otro lado del vidrio todo se desdibuja, se derrite
gotean los rieles
……………gotean las rocas
al otro lado el mundo se derrama
Me dices que lo sólido no se desborda
que las cosas saben guardar la compostura
Es el vidrio –dices– el vidrio y su superficie irregular
es el sol pegando en esa superficie
(pero la herida no está ahí, la herida es el afuera)
Tendrías que estar en el tren
tendrías que ver
los tallos sobrepasando sus límites
la madera, crujir, romperse dolorosa
en su pobre alma de madera
Sentir el sol del mediodía:
condición sine qua non para saber
que sólo él desborda las montañas
derrama la tierra negra
que se funde
con la nieve
………………………con el tren
………………………………………………conmigo
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Tres Poemas | Carolina Dávila – Buenos Aires Poetry | 2019