El Poeta | Cecil Day-Lewis

Extraído de Collected poems, by Day Lewis, C. (Cecil), 1904-1972 | Publication date 1961 | Publisher [London] : J. Cape, pp. 223-224 | Traducción de Juan Arabia, Buenos Aires Poetry, 2021.

El Poeta

Para mí no hay consternación
Aunque los males se aproximan bastante.
He aprendido a contar cada día
Minuto por minuto de respiración —
Pájaros que a la ligera comienzan con esto,
Sombras que silencian su final —
Como los amantes cuentan para la suerte
Sus propios latidos y creen
En el bosque del tiempo y arrancan
La única hoja de Eternidad.

La luna está llena esta noche.
La luna llena es la hora del asesinato.
Pero miro a las nubes que la esconden —
La bahía debajo de mí es opaca,
Un vidrio irreflexivo —
Y me irrita que pasen las nubes,
Porque desearía que de repente
Me fulminara así me estremezco
En un río de doce brazos
De luz visionaria.

Por ahora imaginación,
Mi cisne real, impulsivo,
Con vuelo rasante — Puedo verla ahora —
Desciende, por así decirlo,
Un lago envuelto en un de hilo de nieve
Una ráfaga de rocío como la de un esquiador
Por la corriente. Otra vez siento
Que las aguas heridas se curan.
Nunca antes ella cruzó
Mi corazón con tanta exaltación.

Oh, en este borde dando pasos,
En esta campánula, altura de la calma,
Donde las intuiciones revolotean
Como gaviotas nidificantes y el conocimiento
Es libre como los vientos que soplan,
¡Por un pequeño rato sostenme,
Amor, hasta que se escuche mi respuesta!
El olvido ruge abajo,
El cordón de la muerte se estrecha: pero en vano,
Si se escapa la palabra portadora.

Al morir, cualquier hombre puede
Sentir la sabiduría armoniosa, fatídica,
En la punta de su lengua seca.
Todo lo que he sentido o cantado
Aparece ahora, pero la luna es intermitente
Duerme en una bahía nublada,
El vuelo inaugural del cisne, o la escalada
A la trémula cresta de la campánula.
¡Amor, arranca la canción de mi pecho!
Escaso, el tiempo es escaso.

The Poet

For me there is no dismay
Though ills enough impend.
I have learned to count each day
Minute by breathing minute —
Birds that lightly begin it,
Shadows muting its end —
As lovers count for luck
Their own heart-beats and believe
In the forest of time they pluck
Eternity’s single leaf.

Tonight the moon’s at the full.
Full moon’s the time for murder.
But I look to the clouds that hide her-
The bay below me is dull,
An unreflecting glass —
And chafe for the clouds to pass,
And wish she suddenly might
Blaze down at me so I shiver
Into a twelve-branched river
Of visionary light.

For now imagination,
My royal, impulsive swan,
With raking flight — I can see her —
Comes down as it were upon
A lake in whirled snow-floss
A nd flurry of spray like a skier
Checking. Again I feel
The wounded waters heal.
Never before did she cross
My heart with such exaltation.

Oh, on this striding edge,
This hare-bell height of calm
Where intuitions swarm
Like nesting gulls and knowledge
Is free as the winds that blow,
A little while sustain me,
Love, till my answer is heard!
Oblivion roars below,
Death’s cordon narrows: but vainly,
If I’ve slipped the carrier word.

Dying, any man may
Feel wisdom harmonious, fateful
At the tip of his dry tongue.
All I have felt or sung
Seems now but the moon’s fitful
Sleep on a clouded bay,
Swan’s maiden flight, or the climb
To a tremulous, hare-bell crest.
Love, tear the song from my breast!
Short, short is the time.

Extraído de Collected poems, by Day Lewis, C. (Cecil), 1904-1972 | Publication date 1961 | Publisher [London] : J. Cape, pp. 223-224 | Traducción de Juan Arabia, Buenos Aires Poetry, 2021.