Golfo Nuevo
Caminando baldosas enardecidas
la arena de playa se descuida por el mar,
en las noches de domingo
son pasos solitarios de palomas.
Luces rajadas lejos de la orilla
difusas al ruido de brisas
carraspean, sonidos con ecos.
Vendas de molinos quietos
en ruidos de zapatillas
hunden el silencio.
Perdido en una ciudad
que solía darme un lugar,
un automóvil estaciona
las bocinas se apagan en seco.
¿Me acostaré mareado?
Vi ocho corazones atrapados
en una máquina, cruzaron la línea,
rebasaron las rayas amarillas de cemento.
Todo acaba acá
en una vuelta callada,
en la vuelta final, de domingo.
–
Rosas
Rosas de limonadas y naranjas
a la sombra de un duraznero joven,
margaritas descuidadas
mientras el sol pica en lo alto
hay fantasmas escurriendo la mirada
sobre esas cosas que no están iluminadas.