Elvira Hernández: Tomarse la Bandera

NO TAN HORROROSO CHILEColumna de Rodrigo Arriagada Zubieta

«Aproximar la palabra literaria a la acción implica un error: cualquier autor que se abstenga de someter la condición simbólica de su capital poético a una reconversión social (para obtener el beneplácito de la crítica oficial), puede−mediante dicha abstención− aspirar a la supervivencia de su obra después de muerta la persona autorial. Eso ha sucedido, por ejemplo, con Enrique Lihn, y me atrevo a augurar que es lo que sucederá con Elvira Hernández en su calidad de sujeto negado y clandestino, que escribe bajo peligro, pero sobre todo borrado por un lenguaje desfamiliarizado que se abre en un discurso irónicamente revelado».

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