La cadencia suspendida | VALENTINA COLONNA | Colección Pippa Passes.

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La cadencia suspendida es un ritmo quebrado que avanza y se fija desde cada color encontrado en la naturaleza y en la arquitectura de la ciudad de Turín como melodía para darle forma rítmica a los espacios de la soledad. Valentina Colonna poetiza los aromas, las tonalidades, las formas, los movimientos, las transparencias para fijar su contemplación en lo cotidiano, percibido como oportunidad de lo nuevo que siempre vuelve a instalarse en la idea de que «cada estar es ausencia». El constante juego entre las palabras, la música y sus recuerdos la convierten en un testigo de su propia desaparición y «una innominable nada» como única posibilidad de la ciudad. El vacío que se cuela en sus versos son lamentos que reúnen el dolor y la dicha «de quien juega en el alba con los hechos». Un ambiguo espíritu de infancia que enciende el poema.

El origen de su voz es un cuestionamiento, si persiste el axioma: «Para los demás soy el otro». Un origen juvenil y alegre envuelto en las frías posibilidades «de quien hoy no está». La cadencia lleva a dejar a un costado las palabras, la suspensión del tiempo demuestra la causa de sus versos. Nacimiento del sonido en el papel para escribir mezclado con partituras y conciertos; su puesta en escena. Sus dedos escribientes unifican los abismos del espectáculo. El piano, su otro oficio, comparece con frecuencia en las sílabas y busca reordenarse en lo clásico de su formación, pero he ahí el golpe del ritmo: el sonido amoroso de los trenes, que despiertan un pensamiento sonoro y melancólico. El amor que mueve a los astros es reemplazado por amores ausentes y ambiguos que «convergen allá/ donde no se tocan». «Los andenes anuncian el sonido» de sus reencuentros, de una verdad que escapa de los recuerdos y sus perplejidades, y anuncian el movimiento errático como «a las palomas anuncian la fuga». Las estaciones son el frío devenir de un extraño tiempo, escenario de existencia de un viaje inmóvil.

En esta traducción presentamos una posibilidad hispánica del florecimiento de su música, otra cadencia que toma el protagonismo de renombrar a Turín como capital del vacío. Asimismo, queremos mantener el efecto que nos llega desde la lengua italiana y que Valentina Colonna resuena en la eclosión de las flores que arrastra en su retiro.

–Mario Chávez Carmona

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CONTINUUM

 

*

Me estoy yendo. No queda nadie más que yo
en la misma entrada nueva.

Posé mi valija
frente a una puerta, ayer,
primer piso,
a la hora del sol sobre las mesas,
cuando la Mole ríe.

La genista pierde por la calle
y las rosas emanan
el último aire en ropa oscura.

En el saludo mi sonrisa se abre
y muere. Está en el pelo
que pasa el féretro de los recuerdos.

Hoy suspendido el tiempo se detiene.
Mañana partiré.

De ti no me queda más que todo.

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*

Nunca cesa el respiro el mar.
Parece inmóvil lejano pero amarrado
en el fondo ondea continuo y camina
por millas fragmentadas en momentos.

Quieto rompe en la orilla del cementerio,
donde las tumbas cambian,
en equilibrio precario, antes de
desvanecer.

El sonido nunca cesa el movimiento.
Vive de migajas el sueño.

 

LIMES

*

Lo dije también ayer.
No te habría buscado más.
En cambio, como estabas dejaste la cama
y la beata ilusión de libertad.

Pensaba los amores pudieron
haber saciado los silencios.
Pero yo que amo a muchos
aun así muero de nuevo
cuando regreso y te llamo,
porque en el fondo esa nada que tenías
llenaba
mi jaula de aire.

*

El cuadro será de rojos sobre negro.
Mezcladas las técnicas de un amateur
que de la vida ha amado los bosquejos.

Sé que me escuchas
desde el otro lado de la pared
donde todavía un día
nos encontraremos en la noche
a hablar a mitad.

Este ducto es el único escalofrío,
única callejuela que puede reconducirnos
a los dos quietos riendo
en el retrato más bello que tenemos.

 


 

Del La cadencia suspendida de VALENTINA COLONNA, traducido por Mario Chávez Carmona y publicado por Editorial Buenos Aires Poetry (Colección Pippa Passes, 2020) de Argentina. ISBN 978-987-4197-79-5